Inicias el recorrido, explorando
estudiando zonas minadas
en el campo.
Acaricias con tus manos
las doradas y tostadas espigas
que se levantan sobre una almohada
de verdoso pasto.
Y explorando más al sur
te dejas tocar los labios
por una leve brisa caliente
que te incita a seguir avanzando.
Tus manos siguen recorriendo también
el suave terreno aún sin lluvias,
sin un río cercano. Avanzas
despacio, encontrando pequeños montes
donde puedes entregarte al descanso.
¿Derecho o izquierdo? sonríes indeciso…
y a la indecisión, solo una solución existe:
alternar, para romper monotonías
besando aquella tierra inesperada.
Pero el sur te atrae, te llama
con voz desconocida
y continúas por el camino definido
que hay en medio. Buscas rutas nuevas
hacia uno y otro lado;
te permito rodear mis flancos
con tus brazos.
No hay enemigos a la vista
y tus ansias de conquista son interminables;
unos kilómetros más abajo, en tu
sed de invasión, te pierdes un momento
en un dulce y pequeño precipicio,
te sientes en el centro del mundo
el cordón umbilical que te une a esta tierra;
los vientos al norte
empezaron a soplar con más fuerza.
Mis fuerzas se han rendido
ante conquistador tan incansable.
Se han retirado ya
reconocen su derrota y no les queda más
que rendirse ante ti.
Tu objetivo se encuentra cerca,
empiezas a levantar las armas
mientras bordeas un campo más pequeño.
Un par de kilómetros apenas,
la tierra prometida esperando.
Avistaste ya el oasis
y tú, fusil en alto y avanzando con cuidado.
Llegas al borde,
con sutileza tocas la orilla,
temperatura perfecta…
decides entonces sumergirte
mientras el viento norte casi se ha vuelto huracán.
Ahora eres explorador de mar
dispuesto a convertir oasis en océano,
ahora puedes gritar victoria.
¿Y que pasará cuando despiertes?
Podrás mirar tu paraíso
que estará dispuesto
a pedirte una y mil veces
una conquista renovada.
21/07/2006
viernes, 13 de marzo de 2009
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario